La velocidad del semáforo.
Conduzco motocicleta en la ciudad de Barcelona desde hace más de 30 años. Habiendo superado la reticencia de mi madre, nunca dejo de tenerla, me hice con una vespa Nk primavera 125, de mi amigo Oriol. Vaya máquina!, la pillé con 7 años, le hice 10 más y la jubilé porque no frenaba. Aún funciona restaurada por el mismo.
Con ITV en vigor incluso (foto Oriol Moral) |
Pronto descubrí la libertad de movimientos de las dos ruedas, de puerta a puerta, ahora menos, pero sigue siendo el vehículo más práctico para esta ciudad.
trucada a 123 por supuesto |
Ya tenia cierta experiencia en moto de montaña primero con una cota 74/123 heredada de mi hermano Víctor y luego una sherpa trialera, que aún conservo, Primero paseabamos basicamente con el asiento trasero adaptado a los fichajes femeninos del KPI, excursiones, vermuts y disco si se terciaba. Incluso jugamos algún partido de futbol-moto en la festa major. Los algos más de deportistas en esa época salíamos a la riera o marcar zonas rudimentarias en el camp de cross, incluso llegamos a organizar "El trial de la amistad", cuando la cuadrilla se extendíó más allá de las Colinas, Can Surià y Sant Miquel, urbanizaciones colindantes, llegando al pueblo de l´Arboçar.
Sherpa T 350 esperando restauración |
El Trial: la mejor escuela para el motorista, equilibrio y decisión. Con los amigos Marc y su Ossa M.A.R, Alfredo, que era el bueno y Enric hicimos un montón de rieras, ahora reservadas para ciclistas y caminantes. Fui "un trillero de los que erosionan el monte", frase pronunciaba por un miembro de la benémerita mientras me empapelaba por conducción ilegal en agosto de 1977. Carnet A1 aprobado por libre a la primera un mes después que no limpió la imposibilidad de ser presidente del gobierno. Había cometido un delito me confirmó la funcionaria del juzgado cuando fui a pagar la multa. En fin el A2 también lo aprobé a la primera a los 18 y tengo licencia para cualquier dos ruedas. y además, años después, fui indultado por un cambio de ley que anulaba mi felonía. Antaño ya pasaban cosas de estas.
Yamaha Cignus x 125 cc. funcionando. |
Después de jubilar mi añorada Vespa de cuatro marchas con cambio en el manillar, he conducido japonesas autómaticas, gran invento, tanto de 100 cc, como 125 cc, incluso tuve breve tiempo una italiana muy bonita pero poco práctica, Actualmente voy con una Sh Honda 125 con ABS y discos, Más importante es el freno que la aceleración. Tuve la tentación de la 300 pero es más que suficiente para el 30/50 que está imponiendo el consistorio.
Honda Sh 100, otro maquinote. 40000 km urbanos. |
No me considero un gran piloto siempre he deambulado, en todo, por la zona media pero con el tiempo he pulido mi conducción, no corro tanto, soy solidario, utilizo poco el freno y dentro de la prudencia intento seguir la linea como mi admirado idolo Dani Pedrosa. Aún así he tenido alguna caida, (tiempo ha) producto del exceso de confianza por suerte solucionado con un poco de escayola. y una plegada excesiva en la chicane donde Rossi perdió el mundial con el amigo Davixuela de paquete, sin consecuencias. No hay que caerse más. Eso está claro.
Chicane bautizada por Davixuela |
La circulación por Barcelona es cada vez más ciclista y peatonal pero sigue siendo una selva. el coche está prohibitivo y aunque enemigos hasta entiendo el carácter de los taxistas, (hienas), a los autobuses, (elefantes) y a los furgoneteros, (bestias sin definir). Los glovos eléctricos, los mosquitos silenciosos y los pacíficos ciclistas completan el panorama vial.
Honda sh 125, la actual. |
Con dos ruedas y a motor puedes sortear obstáculos fácilmente y si consigues ir a la velocidad del semáforo es una maravilla. Por eso me jode el incivismo de mucho motorista, el "Cardús Gamerús", "Cardús cangrejo", precursor del producto cardusiano, que suele ser una 125 gorda con el carnet B. ¡Que peligro!. Saltar la raya del paso cebra, arrancar en rojo, circular por el carril bus con descaro. Los acelerados que luego hacen la gran frenada. Conducción eficiente, por favor, no es tan difícil.
Y sin prisa, observando a la selva constantemente que también hay patinetes y peatones imprudentes.
Aún así de vez en cuando cojo el transporte público, bastante digno a pesar de los artistas ambulantes y mochilas colgantes reflejados en los contenidos de la obra del literato Vivancos.
Despacito y mirando a los ojos se observan mejor las cosas.
Pero no es el puerta a puerta...