Después de la puntual y siempre intensa cita con la renta, tras tomar decisiones empresariales erróneas, pelearme con mi psiquiatra, con mi señora y conmigo mismo especialmente, ayer disfruté de una excelsa tarde deportivo-televisada. Favoritos a la calle como a mi me gusta, tenis de cinco estrellas y la triste derrota del continente negro. Emociones complejas y un vacio intenso que espero rellenar hoy.
Recordando la triste derrota de 1988 y gozando de lo que queda por venir.
Las pequeñas cosas son las que nos dan vida, dicen... Y el circo, (si además hay pan), es uno de estos efímeros momentos de felicidad.
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