martes, 16 de septiembre de 2025

Los osos y el madroño

 24 horas en Madrid.

Madrid no mata.

Poco he visitado la capital del reino, el Foro, como lo define el extenso extrarradio a Madrid central.
Mi primera visita fue en agosto de 1986 y también procediendo del sur, Almería, Granada, Sevilla y Córdoba en intenso viaje con los celadores Masho y Mackin. El primo de éste nos acogió en su casa de Villaverde y conoci en vivo el chotis madrileño y las chulapas, en las fiestas de la Virgen de La Paloma en Lavapies.

Luego creo recordar a la Orquesta Mondragón en concierto gratis en un parque. Un regalo, incluso algún momento que se me escapó parlar en català inconscientemente, les hizo hasta gracia. Tengo buen recuerdo de la ciudad en la que entramos con mi opel corsa hasta el mismo centro, nada que ver como ahora, Teníamos la pensión en Callao y era imposible circular.

La otra vez que pisé Madrid fue para vivir un fin de año en la Puerta del Sol. Nada aconsejable, El Museo del Prado, parque del Retiro y Chueca, lo más parecido al eixample esquerra barcelonés, si que fueron interesantes.




Mi compañero de viaje, Ramón, que si que lo ha visitado más y alguna reciente, estudió las bajas emisiones y decidió que lo más conveniente era dejar el coche en el  parking disuasorio en el Casar  y en casi media hora de metro nos plantábamos en el centro. 
A media tarde, con el chek-in completado, A la Puerta del Sol a saludar al madroño y al otro oso.


Paseo por el barrio de las letras, la plaza mayor, en obras, El café Central, que cierra, mucho que ver queda de Madrid.
Una llamada inquietante de esas que suelen informar malas noticias el repentino fallecimiento del Xon.
Tampoco se puede hacer nada, cena en la Puerta de Toledo y visita nocturna, a la Malasaña de la "movida", a la que tenía ganas de conocer. Vale que era lunes pero no mata. La "Via Láctea" llena de guiris, 



 Y en el bar de los Vega nos recomendaron un local"punk", tampoco gran cosa.

La chica de ayer.


Por la mañana un clásico madrileño, chocolate con churros.




Separamos nuestros destinos, En un error de navegación, me quedé sin móvil, justo cuando arrancaba hacia la Serrania conquense. Sin ayuda tecnológica, ni agenda, ni mapas de papel emprendía un viaje incierto. ¿Se puede vivir casi una semana sin celular?. 
La solución en el próximo episodio.





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